lunes, 7 de junio de 2010

Fragmento/ cuando te mueras, yo te voy a embalsamar




11ª. Estación. El Museo de Anatomía “Pedro Ara”

En la recepción del Museo de Anatomía.

Guía:

Hemos llegado al Museo de Anatomía “Dr. Pedro Ara”. La importancia de sus piezas radica en las distintas técnicas de conservación que se han aplicado, este aspecto hace que el Museo tenga un alto concepto, situándose dentro de la calificación internacional entre el tercero y cuarto lugar. Comparable sólo con los museos de Cracovia y Viena.

En sus comienzos (señala la fecha que aparece en el cartel) era sólo unos pocos huesos pedidos a distintos Museos y recién en 1920, se crea oficialmente el Museo de Anatomía. La Universidad contrató al Profesor español Pedro Ara quien aportó técnicas originales para la conservación y el embalsamamiento, elaborando piezas que son consideradas de un valor fundamental para el arte anatómico, entre ellas cabe mencionar “La Bella durmiente” y “El Mendigo”.

En el caso de la “Bella durmiente” fue una joven hermosa de 15 años, hija de uno de los médicos del Instituto, quien loco de dolor le encargó que conservara su cuerpo. Todas las noches sentaba a su hija a la mesa con un vestido distinto. (Señalando la foto de la entrada del museo) En cuanto al “Mendigo” constituye la pieza central del Museo. Durante mucho tiempo se dijo que el Mendigo era un linyera que estaba siempre pidiendo frente al hospital y a quien el mismo Ara, en más de una ocasión le dijo: “Cuando te mueras, yo te voy a embalsamar”. Y así fue, cuando falleció, ningún familiar lo reclamó y el doctor embalsamó su cabeza.

Recordemos que Pedro Ara fue quien embalsamó el cadáver de Manuel de Falla y de la señora Eva Perón.

El método de parafinado desarrollado, aún hoy es motivo de estudio ya que él acostumbraba a decir que sus proporciones de alcoholes eran al “ojo por ciento”. El sello personal de Ara en sus obras hizo de él, un valorado investigador enamorado de sus piezas artísticas. Al punto que realizó pequeñas incisiones en la oreja de la Señora para que Perón pudiera reconocer el cuerpo. También podemos recordar cuando pocos años antes de morir regresó al museo y destapó la cúpula del Mendigo y le cortó un pedazo del pabellón auricular para ver si el parafinado en el cartílago aún se conservaba en forma correcta.

Ahora vamos a ingresar a la sala de exposición. Allí tendrán unos minutos para recorrer libremente. Por favor, además de tener en cuenta las recomendaciones dadas en el inicio de esta visita, les pido el máximo silencio. Adelante.



No hay comentarios:

Publicar un comentario