martes, 15 de junio de 2010

Catálogo/ part 1

GEORG BÜCHNER (1813-1837)

Fue uno de los más importantes dramaturgos alemanes del siglo XIX. Durante su corta e intensa vida albergó un profundo espíritu de justicia, a la vez que mantuvo una actitud revolucionaria y compartió las ideas de la Revolución Francesa. A causa de sus actividades políticas radicales, se vio forzado a huir a Estrasburgo y Zürich, donde ejerció como profesor de medicina en la Universidad hasta el fin de sus días. En su exilio escribió ensayos de investigación sobre la anatomía comparada y la filosofía de la naturaleza del hombre y obras dramáticas como La muerte de Danton, Leoncio y Lena y Woyzeck en las que siempre está presente la pregunta por las causas íntimas y últimas del hombre.

Woyzeck es considerada una obra clásica del teatro alemán y la primera tragedia contemporánea, cuyo protagonista es un proletario. La obra está basada en un caso real ocurrido en Leipzig en 1824 cuando el peluquero J.C Woyzeck es decapitado públicamente por matar a su mujer. Este caso despertó gran polémica ya que los informes médicos solicitados por el juzgado determinaron un trastorno en la capacidad mental del acusado. Esta pieza se hizo muy conocida en el mundo por la partitura operística Wozzeck (1925) de Alban Berg.



Los nacimientos…

Al finalizar noviembre del año 2001, mientras saboreábamos un café humeante y delirábamos sobre nuevos proyectos, Jorge Díaz me propuso que investigáramos la obra Woyzeck. Sin demoras surgieron las primeras ideas generatrices: un unipersonal interpretado por Daniel Vitale, la criatura encerrada en la sala del Museo de Anatomía como sujeto de análisis, un recorrido infinito, el realismo de la crueldad, etc.

Un acontecimiento se sumaba el proyecto, el libro con la obra completa de Büchner en alemán, regalo de Roland Brus a su amigo cordobés y un detalle más que significativo, las marcas de algunas cartas importantes del autor que debía traducir.

Muchas preguntas se abrían, quizás algunas de ellas habían tenido lugar en aquel paseo por el arroyo de Unquillo, de Jorge junto a Roland y Daniel: ¿Quiénes son los masones de hoy? ¿Quiénes son los Woyzeck en Argentina? Ninguna respuesta acudió como certeza, todas eran una posibilidad como la anotación cómplice e irónica en mi cuaderno, para un amigo que tres años más tarde leyera esta frase: “Miles de cuarteteros son Woyzeck que van a buscar a sus Marías y no les importa nada de nada”.

Ana G. Yukelson

El Hospital de Clínicas abrió sus puertas el 24 de mayo de 1913. Le correspondió a un alumno fundador de la Escuela y egresado de la primera promoción de la Facultad de Medicina, el doctor Pedro Vella, organizar y poner en funcionamiento el hospital.

El proyecto arquitectónico del Clínicas tuvo como modelo el Hospital de Lugo, en Italia, uno de los más notables de Europa, que atendía a estrictas normas de higiene, a una correcta ventilación, a posibilidades de ensanchamiento y contribuía a una eficaz comunicación. El Clínicas es un Hospital polivalente de alta complejidad, en el que se realizan tareas de investigación, docencia y asistencia. Por ejemplo, en el último año, se hicieron 3.600 cirugías y se atendieron aproximadamente 400.000 pacientes.

El Hospital es una ciudad dentro de nuestra ciudad; ocupa el terreno equivalente a una manzana de extensión, cedidos por la Municipalidad de Córdoba a la Facultad de Medicina. Dispone de 16 servicios médicos, además de diversas instalaciones como comedores, lencería, carpintería, guardería para niños, museos, capilla, morgue, sótanos, túneles, etcétera. Está ubicado en medio de distintos puntos neurálgicos del funcionamiento de la ciudad de Córdoba: la zona de los bailes de la Vieja Usina y la cancha de fútbol del Club Belgrano. Además, es el primer hospital de acceso directo desde el aeropuerto internacional.

En 1996 fue declarado Monumento Histórico Nacional reconociéndose, de esta manera, su formidable trayectoria al servicio de la comunidad y el cúmulo de logros académicos, científicos y técnicos de todos los profesionales que se formaron aquí y le dieron prestigio al país y a Latinoamérica.



Yo no desprecio a nadie y mucho menos si a esa persona le falta entendimiento o cultura, ya que no está en la mano de nadie el no ser un necio o un malhechor: porque, en las mismas circunstancias, todos seríamos iguales, y porque esas circunstancias están fuera de nosotros. Y en cuanto al entendimiento, es sólo una faceta mínima de nuestra naturaleza espiritual, y la cultura, una forma, totalmente casual de ella. Quien me echa en cara ese menosprecio, afirma que yo pisoteo a alguien por ir mal vestido. Y eso equivale a trasponer un acto de barbarie, del que nadie le creería a uno capaz en lo corporal, al ámbito espiritual, donde ese acto es aún más brutal. Yo puedo tachar a alguien de estúpido sin despreciarle por ello; la estupidez es uno de los atributos generales de las cosas humanas; su existencia no depende de mí, pero nadie puede prohibirme que llame por su nombre a todo lo que existe ni que eluda todo lo que me desagrada. Ofender a alguien es una crueldad, pero el buscarle o evitarle depende de mi voluntad. Eso explica mi comportamiento frente a antiguos conocidos: yo no he ofendido a nadie y me he ahorrado mucho fastidio: si me tachan de orgulloso porque no me gustan sus diversiones ni sus ocupaciones, es una injusticia; a mí jamás se me ocurriría hacerle a nadie reproches por ese motivo. Dicen que me burlo de la gente. Es cierto, muchas veces me río, pero no me río de cómo es nadie sino del hecho de que ese alguien sea un hombre, cosa que no depende de él, y por lo tanto me río también de mí mismo, por compartir el mismo destino. La gente llama a eso burlarse, no soportan que uno haga de bufón y los trate de tú; ellos son los burlones, los detractores y los orgullosos, por buscar al bufón fuera de sí mismos. En mí, ciertamente, hay otro género de burla; pero no es la del desprecio, sino la del odio. El odio es algo tan permisible como el amor, y yo siento un odio intenso contra los que desprecian. Hay mucha gente que, porque posee una cosa nimia y ridícula llamada cultura o un peso muerto llamado erudición, sacrifica la gran masa de sus amigos a su despectivo egoísmo. El aristocratismo es el más vil desprecio del Espíritu Santo en el hombre; yo lo ataco en sus propias armas; orgullo contra orgullo, burla contra burla. Más os valdría preguntar por mí a mi limpiabotas; mi orgullo y mi desprecio por los ignorantes y pobres de espíritu encontrarían en él la mejor meta. Preguntadle a él, por favor. No me creeréis capaz de la ridiculez de mirar a nadie por encima del hombro. Yo, por mi parte, sigo confiado en haber echado más miradas compasivas a los que padecen y sufren opresión que palabras amargas a los corazones fríos y distinguidos (…)

(Carta a la familia. Georg Büchner. Giessen, febrero de 1834)



Tiempos de gloria

“Cincuenta años de diálogo fertilísimo con el pueblo mismo: con sus médicos, con sus enfermos, con sus empleados, con sus estudiantes, con sus vecinos, con su barriada, hermanados en el dolor y en la alegría de innumerables generaciones”.

¡Cuántas existencias han palpitado dentro de estos muros! ¡Cuántas vidas se han plasmado de esperanzas! ¡Cuántas vocaciones se han confirmado en este crisol hecho de la más tremenda humanidad! ¡Cuántos seres han poblado estas salas buscando alivio o el consuelo, la salud o el fin inexorable de sus días! El Hospital de Clínicas forma parte ya definitiva de la idiosincrasia de un pueblo; fue siempre el albergue de la ciencia, pero no de esa ciencia fría que sólo especula para arribar a su meta definitiva, sino de la investigación y la técnica. Por sobre todas las cosas aquí se hizo y se hace medicina con aquella dimensión humanista que eleva a la ciencia hasta la suprema jerarquía del arte, pues el arte es creación, es elevación de miras, es respeto por la naturaleza y su Creador”.

(Discurso del Dr. Abelardo Montenegro al cumplirse 50 años del Hospital Nacional de Clínicas, 1963. Historia del barrio Clínicas (I) Reportaje a la libertad de Miguel Bravo Tedín. Córdoba. Página 12).



Encontramos un excelente material fílmico con imágenes de las revueltas de los estudiantes en el Clínicas durante el período que va de los 60’ a los 80’. Se ven las huelgas, las represiones armadas, los vecinos y el barrio. A través de estas imágenes y algunos textos en off que expresan el sentido político del hospital y su historia, se habla de la historia Argentina.

El concepto de tiempo cíclico, como el de una historia repetida. La fatalidad de la historia que siempre vuelve. El carrusel del país.

(Registro 11/3/2005)



Al Hospital Nacional de Clínicas

¡Oh mi viejo hospital, tener quisiera

Elocuente la voz y más vehemente,

Para dejar que el futuro enalteciera

Lo que anhelo exaltar en el presente!

Inmenso y luminoso me parece

De tus columnas encenderse un mito,

En un templo divino en que florece

Un amor que en tu altar se torna rito.

Yo bebí como otros toda ciencia

En tu pródigo seno do se forma,

La febril juventud que con su esencia

Bulle airosa y feliz mientras te colma.

Tú nos viste llegar con paso incierto

El día primero de nuestra carrera,

Mas hiciste que el triunfo fuera cierto

Y fecunda en acción toda la espera.

En los días de guardia, parecías

Mantenerte alerta omnipotente

Y en el novel oído nos decías,

El camino a seguir inteligente.

Las puertas del quirófano se abrieron

Con su arte precioso y delicado,

Y con hábil pericia, esculpieron

En los dedos oficio tan amado!

Servidor nos hiciste del hermano

Con el apostolado de la medicina,

Y el corazón por ti fue más humano

Por la noble misión que es tan divina!

¡Cuántas mentes preclaras has formado

En tu copa tan llena que enaltecen,

A tu nombre magno que embriagado

Es padre de varones que engrandecen!

Tus gradas tan gastadas por los pasos

Se los que llegan a ti por el consuelo,

Son las mismas pisadas por nosotros

En el diario luchar por nuestro anhelo.

Tus puertas como el roble, fuertes

Son ejemplo vivo de la fortaleza,

Al trasponerlas nos sentimos rientes,

Huyendo de nosotros la flaqueza.

Silenciosas tus salas arrebatan

Por esa abnegación que anidan,

Y en exaltada suavidad desatan

La urna de piedad que abrigan.

Tus paredes vetustas tienen vida

Y arrugadas están por el desvelo,

Por saber compartir la despedida,

Los dolores y penas en el suelo.

Tú mi viejo Hospital, eres regazo

Del pobre, del enfermo y desvalido,

Y tus salas benditas el abrazo

Donde encuentra calor, hasta el perdido!

Y también tu jardín tiene ternura

Porque crece la rosa más ardiente,

O la hierba silvestre se hace pura

Acunada a la sombra de tu frente.

La solemne oración de las Hermanas,

Se eleva por la tarde estremecida

Y renace de luz por las mañanas,

Para llamar la Fe, si está dormida.

Y los enfermos van a la Capilla

Donde nace la férvida esperanza,

Volviendo con un alma sin mancilla

Que sana donde el médico no alcanza!

Es por eso que el cielo que te cubre

Pareciera más límpido y grandioso,

Dios hará que el sol siempre te alumbre,

¡Oh mi viejo Hospital, por lo glorioso!

Norma Acerbi Cremades


Registros del proceso

En una segunda instancia del ensayo cambió totalmente el planteo. Ahora Daniel tenía que interactuar con la realidad concreta. En el patio del hospital había un grupo de obreros que estaban cuidando los materiales de la construcción. Daniel se presentó y se unió a la situación de los trabajadores. Tuvimos oportunidad de verlos, escucharlos y rescatar rasgos de los otros Woyzeck.

Luego, un camión inmenso con el nombre de “El bebé” en la tapa trasera, entró al patio cargado con muchos albañiles que desfilaron para nosotros sin saberlo. Cascos amarillos, botas de goma y pantalones rotos y sucios, pasaron de ida, a una habitación del instituto. De regreso, lo hicieron con nuevas ropas limpias, el pelo mojado y peine en mano. Uno de los capataces del malón nos dijo: “Estos trabajan por 220 pesos al mes desde las siete de la mañana hasta las ocho de la noche para llegar al fin de semana con algo (…) Él se levanta a las 4:30 de la mañana, agarra la bicicleta y hace 18 kilómetros para llegar acá. Cada día, ida y vuelta.” (Registro 24/2/2005)



Roland trajo una noticia del diario que relataba el accidente que le causó la muerte a un obrero que se apoyó sobre una pared aún fresca del edificio en construcción en el que trabajaba.

Cuando Daniel les leyó la noticia al capataz y al cuidador del obrador, no hubo asombro. Los rostros permanecieron siempre neutros. “Es común eso”, dijo uno refiriéndose al obrero accidentado. “Es así. No te podés quejar (…) No hay tiempo para lágrimas. Los muchachos siguen trabajando (…) Ni siquiera la viuda cobra el seguro. Es así (…) El que más trabaja menos gana (…) Y bué, la vida es así”.

No hubo autocompasión. Todo hueco. Un peligro que corre por debajo de los pies. Paredes, pisos y techos suenan a vacío. Alguien preparó mal la mezcla.

(Registro 25/2/2005)



La naturaleza doble

¡Damas y caballeros! Pasen y vean ustedes a la Criatura tal y como Dios la formó: nada, nada de nada. Vean ahora el arte: anda derecho, lleva remera, pantalón, zapatillas y porta un revólver. ¡Pasen, señores! ¡Empieza la función, el comienzo del comienzo va dar comienzo inmediatamente! Vean los adelantos de la civilización. Todo progresa, el caballo, el mono, el canario. Comienza la representación. Caballeros, este animal que ven ustedes aquí, es miembro de todas las sociedades científicas, es profesor de nuestra universidad, donde los estudiantes aprenden con él. (Al ratón) Eso era el raciocinio simple. Piensa en el raciocinio doble ¿Qué haces cuando piensas el raciocinio doble? ¿Hay algún burro entre los miembros del docto público aquí presente? (El ratón sacude la cabeza) ¡Observen ustedes el raciocinio doble! Si no es una bestia con inteligencia, es una persona. Un ser humano, un ser humano animal y sin embargo un bruto, una bestia. Observen este bruto sigue siendo naturaleza, naturaleza en estado puro. Aprendan de él. Pregunten al médico. Se dice, hombre sé natural estás hecho de polvo, tierra, lodo ¿Y tú quieres ser más que polvo, tierra, lodo?

(Pregonero, Woyzeck de Georg Büchner. Adaptación 2005)



Esto no es un aviso para solicitar la caridad pública, es un toque de alarma para dar a conocer el verdadero caos sanitario.

Cada día la tuberculosis sustrae vidas por valor de $144.000 – cada semana la tuberculosis lleva vidas por el valor de $10.080.000 – cada mes la tuberculosis arrebata vidas por $43.200.000 – cada año la tuberculosis resta a la economía nacional la fantástica cifra de $525.600.000.

¿Cuál sería la estadística real si se hubiera aplicado la vacuna pueyo desde hace cinco años?

Le pedimos al director de salud pública la vacuna pueyo

Si no la tenemos para el 24 de setiembre de 1945 a las 6 horas todos los hospitales del país.

Declaran la huelga de hambre para morir por nuestra propia cuenta.

(Documento del Museo Histórico del Hospital Nacional de Clínicas)



El día es largo, Francisco y uno puede ver mucho mientras tenga dos ojos y no esté ciego y el sol brille.

(María, Woyzeck de Georg Büchner, Ed. Amauta, Buenos Aires 1963)



“Cuanto más alto es el grado del realismo pretendido, más grande es la necesidad de indicadores externos de que se trata de arte y no de realidad”.

(Arthur C. Danton: La transfiguración del común. Una filosofía del arte, 1984)



(Fragmentos del catálogo, "Woyzeck, ¿Quieres ser más que polvo, tierra, lodo?. Travesía hacía la criatura ". Córdoba/ Argentina 2005)

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