martes, 15 de junio de 2010
Catálogo/ part 2
Juan Díaz de Solís, sevillano él, y saleroso, se llegó hasta el Mar Dulce en febrero de 1516, cuando nada de todo esto era tal todavía. Navegaba en tres carabelas, como corresponde, y cuando unos inverecundos charrúas le hicieron señal de bienvenida, saltó presto a la orilla con su cruz y su espada para crear sin más trámites sobre las brasas de un festín.
Sus compañeros, que lo vieron transformarse pausadamente en manjar desde la nave, contaron después al mundo de los que enterraban a sus muertos que la historia argentina había empezado so forma de un asado de capitán con cuero.
(Martín Caparrós: Larga Distancia, Ed. Planeta, Buenos Aires 1992).
Aquí se trabaja con cadáveres…
“Fue un impacto muy grande porque no estaba preparado para las imágenes tan fuertes que iba a ver. El fraccionamiento del cadáver es quizás lo que más me impactó. Ver en una cuba un conjunto de miembros, cabeza, todo desarticulado. Una profunda conmoción. Ver el hombre como un rompecabezas.
Generalmente las personas que vienen a este Instituto provienen de un neuropsiquiátrico donde la vida de ellos también ha sido muy dura y ver el fin de la vida, un poco en un balde, en una cuba, es muy duro”.
(Entrevista a Juan Manuel Errecart, Secretario del Director del Instituto de Anatomía. 8/3/2005)
Acerca del proceso de Embalsamiento o “Parafinación”
El proceso comenzó con la muerte de Eva Perón.
Para exponer su cadáver durante los días que duró el funeral, el doctor Pedro Ara primero limpió su organismo. Lavó el tubo digestivo con una sonda y el intestino grueso con varias enemas. Los restos de comida son los primeros en descomponerse y por ende, en iniciar la putrefacción del cadáver.
Ara pudo haber sumergido el cuerpo en formol diluído al 40%, previo a realizar dos pequeñas incisiones en la ingle para buscar la arteria femoral, donde se le aplicaron varias inyecciones de formol.
Antes de morir, la misma Eva le pidió a su manicura que le arreglara las uñas “con el transparente de Revlon que mande a comprar”, y a su peluquero que la peinara para el funeral.
Técnica del Parafinado. Tiempo de duración: 12 meses
1º Paso: Deshidratación del cuerpo. Duración 4 meses.
Se ubica el cuerpo en una cuba de inmersión cadavérica. La deshidratación se funda en un pasaje por alcoholes que van desde el 50% hasta el alcohol absoluto al 100%. El alcohol expulsa el agua de todos de todos los tejidos del cuerpo. Luego, en un paso intermedio se elimina el alcohol y se lo reemplaza por xilol. La piel se vuelve oscura, casi negra.
2º Paso: Parafinación. Duración 6 meses.
Se coloca al cuerpo embebido en xilol en una cuba-estufa que alcanza una temperatura de 40 a 60 grados. La parafina es un producto que tiene propiedades de penetración y conservación ideales para estos tratamientos. Se utiliza una “parafina blanda” que es “como manteca que va penetrando por ósmosis en el cuerpo y lo embebe y tapa por completo”
3º Paso: Modelado y tratamiento del cabello. Duración 2 meses.
Transcurrido el tiempo el cuerpo está “encharcado”. Se lo “escurre” elevándolo a temperatura ambiente. Luego comienza el modelado del rostro, el tratamiento del cabello, uñas y demás.
(Entrevista de Marta Platía, del diario Clarín, al Dr. César Aranega. Córdoba, 2002)
Creo que si fuésemos al cielo tendríamos que ayudar a tronar.
(Woyzeck de Georg Büchner. Ed. Amauta, Buenos Aires, 1963)
Ayudante rentado
Por ley nacional todos los cadáveres que llegan al Instituto provienen de un neuropsiquiátrico. La mayoría de los que llegan acá son de Oliva.
Antes, en cambio, venían de la morgue del Clínicas. El cuerpo viene al Instituto identificado pero nadie reclama a estas personas. Nosotros le ponemos un precinto y lo identificamos.
Cuando el cadáver llega se lo pone en la mesa y, a través de una pequeña incisión, se le inyecta el preparado con formol, agua y ácido fénico y se lo deja 48 horas. Así se fija y adquiere ese color oscuro, como si lo cocinara. Después, en las cubas, pueden ver las diferencias. Lo importante es que siempre estén sumergidos para que no se malogren.
(Woyzeck, de Georg Büchner. Adaptación 2005. En base a la entrevista realizada a Verónica Donatti, adjunta rentada de la Cátedra de Anatomía)
¡Qué bella muerte!
Un asesinato magnífico, un asesinato genuino, un asesinato hermoso. Más hermoso no pudimos haberlo deseado. Hace rato que no teníamos nada así.
(Woyzeck de Georg Büchner. Ed. Amauta, Buenos Aires, 1963)
Un día te voy a embalsamar…
Durante mucho tiempo se dijo que el Mendigo, embalsamado por Pedro Ara y la pieza central del Museo, era un linyera que siempre estaba pidiendo frente al Hospital, y a quien el mismo Ara, en más de una ocasión le dijo: “Cuando te mueras, te voy a embalsamar”. Así fue que cuando el hombre murió y nadie lo reclamó, el doctor embalsamó su cabeza.
(Woyzeck de Georg Büchner. Adaptación 2005)
Los pueblos que sufren amnesias lacunares o progresivas sobre su propia historia, van dejando su fisonomía moral. Por eso hay que recordar siempre, los grandes hombres y los magnos acontecimientos.
(Norma Acerbi Cremades, Recuerdos del ayer y el hoy en el Hospital Clínicas de N. Acerbi Cremades y otros. Córdoba. Edición Museo Histórico del Hospital Nacional de Clínicas, 2003)
Había una vez un niño pobre que no tenía padre ni madre. Todo estaba muerto, y no había nadie más en el mundo. Todo estaba muerto, y entonces él fue y buscó día y noche. Y porque en la Tierra no había nadie más, quiso ir al cielo y la luna lo miraba con mucho cariño; y cuando finalmente llegó a la luna, ésta no era más que un pedazo de madera podrida. Y entonces fue al sol, éste no era más que un girasol marchito. Y cuando llegó a las estrellas, éstas no eran más que pequeños mosquitos de oro que estaban prendidos como las urracas sobre las acacias. Y cuando quiso volver a la Tierra, la Tierra era un jarrón volcado. Y el niño estaba muy solo. Y entonces se sentó y se puso a llorar, y todavía sigue allí sentado y está muy solo.
(Abuela, Woyzeck de Georg Büchner. Ed. Amauta, Buenos Aires, 1963)
Woyzeck, ¿sigues comiendo la soja?
(Fragmentos del catálogo, "Woyzeck, ¿Quieres ser más que polvo, tierra, lodo?. Travesía hacía la criatura ". Córdoba/ Argentina 2005)
Catálogo/ part 1
GEORG BÜCHNER (1813-1837)
Woyzeck es considerada una obra clásica del teatro alemán y la primera tragedia contemporánea, cuyo protagonista es un proletario. La obra está basada en un caso real ocurrido en Leipzig en 1824 cuando el peluquero J.C Woyzeck es decapitado públicamente por matar a su mujer. Este caso despertó gran polémica ya que los informes médicos solicitados por el juzgado determinaron un trastorno en la capacidad mental del acusado. Esta pieza se hizo muy conocida en el mundo por la partitura operística Wozzeck (1925) de Alban Berg.
Un acontecimiento se sumaba el proyecto, el libro con la obra completa de Büchner en alemán, regalo de Roland Brus a su amigo cordobés y un detalle más que significativo, las marcas de algunas cartas importantes del autor que debía traducir.
Muchas preguntas se abrían, quizás algunas de ellas habían tenido lugar en aquel paseo por el arroyo de Unquillo, de Jorge junto a Roland y Daniel: ¿Quiénes son los masones de hoy? ¿Quiénes son los Woyzeck en Argentina? Ninguna respuesta acudió como certeza, todas eran una posibilidad como la anotación cómplice e irónica en mi cuaderno, para un amigo que tres años más tarde leyera esta frase: “Miles de cuarteteros son Woyzeck que van a buscar a sus Marías y no les importa nada de nada”.
Ana G. Yukelson
El Hospital de Clínicas abrió sus puertas el 24 de mayo de 1913. Le correspondió a un alumno fundador de
El proyecto arquitectónico del Clínicas tuvo como modelo el Hospital de Lugo, en Italia, uno de los más notables de Europa, que atendía a estrictas normas de higiene, a una correcta ventilación, a posibilidades de ensanchamiento y contribuía a una eficaz comunicación. El Clínicas es un Hospital polivalente de alta complejidad, en el que se realizan tareas de investigación, docencia y asistencia. Por ejemplo, en el último año, se hicieron 3.600 cirugías y se atendieron aproximadamente 400.000 pacientes.
El Hospital es una ciudad dentro de nuestra ciudad; ocupa el terreno equivalente a una manzana de extensión, cedidos por
En 1996 fue declarado Monumento Histórico Nacional reconociéndose, de esta manera, su formidable trayectoria al servicio de la comunidad y el cúmulo de logros académicos, científicos y técnicos de todos los profesionales que se formaron aquí y le dieron prestigio al país y a Latinoamérica.
(Carta a la familia. Georg Büchner. Giessen, febrero de 1834)
Tiempos de gloria
¡Cuántas existencias han palpitado dentro de estos muros! ¡Cuántas vidas se han plasmado de esperanzas! ¡Cuántas vocaciones se han confirmado en este crisol hecho de la más tremenda humanidad! ¡Cuántos seres han poblado estas salas buscando alivio o el consuelo, la salud o el fin inexorable de sus días! El Hospital de Clínicas forma parte ya definitiva de la idiosincrasia de un pueblo; fue siempre el albergue de la ciencia, pero no de esa ciencia fría que sólo especula para arribar a su meta definitiva, sino de la investigación y la técnica. Por sobre todas las cosas aquí se hizo y se hace medicina con aquella dimensión humanista que eleva a la ciencia hasta la suprema jerarquía del arte, pues el arte es creación, es elevación de miras, es respeto por la naturaleza y su Creador”.
(Discurso del Dr. Abelardo Montenegro al cumplirse 50 años del Hospital Nacional de Clínicas, 1963. Historia del barrio Clínicas (I) Reportaje a la libertad de Miguel Bravo Tedín. Córdoba. Página 12).
El concepto de tiempo cíclico, como el de una historia repetida. La fatalidad de la historia que siempre vuelve. El carrusel del país.
(Registro 11/3/2005)
Al Hospital Nacional de Clínicas
Elocuente la voz y más vehemente,
Para dejar que el futuro enalteciera
Lo que anhelo exaltar en el presente!
De tus columnas encenderse un mito,
En un templo divino en que florece
Un amor que en tu altar se torna rito.
En tu pródigo seno do se forma,
La febril juventud que con su esencia
Bulle airosa y feliz mientras te colma.
El día primero de nuestra carrera,
Mas hiciste que el triunfo fuera cierto
Y fecunda en acción toda la espera.
Mantenerte alerta omnipotente
Y en el novel oído nos decías,
El camino a seguir inteligente.
Con su arte precioso y delicado,
Y con hábil pericia, esculpieron
En los dedos oficio tan amado!
Con el apostolado de la medicina,
Y el corazón por ti fue más humano
Por la noble misión que es tan divina!
En tu copa tan llena que enaltecen,
A tu nombre magno que embriagado
Es padre de varones que engrandecen!
Se los que llegan a ti por el consuelo,
Son las mismas pisadas por nosotros
En el diario luchar por nuestro anhelo.
Son ejemplo vivo de la fortaleza,
Al trasponerlas nos sentimos rientes,
Huyendo de nosotros la flaqueza.
Por esa abnegación que anidan,
Y en exaltada suavidad desatan
La urna de piedad que abrigan.
Y arrugadas están por el desvelo,
Por saber compartir la despedida,
Los dolores y penas en el suelo.
Tú mi viejo Hospital, eres regazo
Del pobre, del enfermo y desvalido,
Y tus salas benditas el abrazo
Donde encuentra calor, hasta el perdido!
Porque crece la rosa más ardiente,
O la hierba silvestre se hace pura
Acunada a la sombra de tu frente.
Se eleva por la tarde estremecida
Y renace de luz por las mañanas,
Para llamar
Donde nace la férvida esperanza,
Volviendo con un alma sin mancilla
Que sana donde el médico no alcanza!
Pareciera más límpido y grandioso,
Dios hará que el sol siempre te alumbre,
¡Oh mi viejo Hospital, por lo glorioso!
Registros del proceso
En una segunda instancia del ensayo cambió totalmente el planteo. Ahora Daniel tenía que interactuar con la realidad concreta. En el patio del hospital había un grupo de obreros que estaban cuidando los materiales de la construcción. Daniel se presentó y se unió a la situación de los trabajadores. Tuvimos oportunidad de verlos, escucharlos y rescatar rasgos de los otros Woyzeck.
Luego, un camión inmenso con el nombre de “El bebé” en la tapa trasera, entró al patio cargado con muchos albañiles que desfilaron para nosotros sin saberlo. Cascos amarillos, botas de goma y pantalones rotos y sucios, pasaron de ida, a una habitación del instituto. De regreso, lo hicieron con nuevas ropas limpias, el pelo mojado y peine en mano. Uno de los capataces del malón nos dijo: “Estos trabajan por 220 pesos al mes desde las siete de la mañana hasta las ocho de la noche para llegar al fin de semana con algo (…) Él se levanta a las 4:30 de la mañana, agarra la bicicleta y hace 18 kilómetros para llegar acá. Cada día, ida y vuelta.” (Registro 24/2/2005)
Cuando Daniel les leyó la noticia al capataz y al cuidador del obrador, no hubo asombro. Los rostros permanecieron siempre neutros. “Es común eso”, dijo uno refiriéndose al obrero accidentado. “Es así. No te podés quejar (…) No hay tiempo para lágrimas. Los muchachos siguen trabajando (…) Ni siquiera la viuda cobra el seguro. Es así (…) El que más trabaja menos gana (…) Y bué, la vida es así”.
No hubo autocompasión. Todo hueco. Un peligro que corre por debajo de los pies. Paredes, pisos y techos suenan a vacío. Alguien preparó mal la mezcla.
(Registro 25/2/2005)
(Pregonero, Woyzeck de Georg Büchner. Adaptación 2005)
Si no la tenemos para el 24 de setiembre de
El día es largo, Francisco y uno puede ver mucho mientras tenga dos ojos y no esté ciego y el sol brille.
“Cuanto más alto es el grado del realismo pretendido, más grande es la necesidad de indicadores externos de que se trata de arte y no de realidad”.
lunes, 14 de junio de 2010
Voces/ Prensa
Otra cara, otra historia
Una experiencia particular que se suma al festival es "Woyzeck ¿quieres ser más que polvo, tierra, lodo?", a partir de "Woyzeck", de George Büchner. La propuesta cruza espacios, estilos y hasta creadores. La idea y dirección son del alemán (residente en Córdoba) Roland Brus, la dramaturgia es de la cordobesa Ana Yukelson, el protagonista es el actor santafecino Daniel Vitale y el video está producido por otra alemana, Lili Tezner.
El proyecto se desarrolla en el Hospital de Clínicas, un ámbito magnífico por su enorme construcción y su trabajo de servicio en la comunidad. Además un lugar cargado de historias y por la historia. Este fue un foco de resistencia de los estudiantes en tiempos del Cordobazo -en los 60- por ejemplo. Allí, en sus túneles, se dice que se refugiaron miembros del ERP en los años 70. Y si vamos más atrás, en ese mismo lugar el médico Pedro Ara, el mismo que embalsamó el cuerpo de Eva Duarte, realizó algunas experiencias de la misma índole. Concretamente embalsamó la cabeza de un mendigo que día tras día pedía limosnas en la puerta del hospital.
Roland Brus saca a Woyzeck de la estructura de Büchner y lo traslada a ese hospital. Junto a los espectadores el personaje recorre las instalaciones y va develando miserias y virtudes de unas épocas de esplendor y las enfrenta con las crisis contemporáneas. Ingresar en cada espacio del hospital es conmovedor, a veces, como cuando se visita el Museo de Anatomía o las salas de disección de cadáveres. Actores, médicos y estudiantes de medicina acompañan en el trayecto y también participan de las acciones. El propio director de la institución, César Aranega, juega con Woyzeck algunas escenas.
Woyzeck, considerado por los alemanes como el primer proletario que llega a escena, se ubica en esta Argentina como posible cobayo de prueba para servir después al poder. Acaso ¿la cabeza embalsamada de aquel linyera en manos Ara no fue un paso determinante para que Juan Domingo Perón llamara al médico y le propusiera embalsamar el cuerpo de su esposa muerta?". Con aquella cabeza en escena -hoy pieza de museo- se cierra el espectáculo y, sin dudas, se abre la historia.
Carlos Pacheco,
Sobre los que son nadie en un país
Una de las propuestas teatrales más atractivas que ofrece la grilla del V Festival Internacional de Teatro Mercosur es la versión del joven director alemán Roland Brus de Woyzeck, de Georg Büchner, un clásico del siglo XIX presentado a modo de recorrido por el interior del Hospital Nacional de Clínicas de la capital cordobesa.
Cecilia Hopkins, Pagina 12
Los múltiples rostros de una fiesta teatral
En esa misma línea, donde el documento irrefutable puede entablar diálogo con la ficción más imaginativa, se anotó otra experiencia formalmente muy lejana a aquélla. Una puesta del “Woyzeck” de Büchner en el mítico, descascarado y apasionante Hospital Nacional de Clínicas. “Woyzeck: ¿quieres ser más que tierra, polvo, lodo?”, tal el título completo del espectáculo dirigido por Roland Brus, es una co-producción cordobesa-alemana. Supone una experiencia multidisciplinaria, que inquieta con datos científicos, apuntes biográficos e ironías políticas.
El espectador, en tránsito durante casi dos horas, es guiado por los andariveles de la duda y el morbo, en tanto el pobre Francisco Woyzeck (en la muy buena performance de Daniel Vitali), empleado multiuso del hospital, nos conduce simultáneamente hasta el clímax de su desgracia. Hernán Rossi, jugando al guía hospitalario, se erige sobre una extraña virtud: la de disimular su condición de actor con una estupenda actuación.
Aún cuando la historia de Woyzeck por momentos se debilita (sobre todo durante los juegos dramáticos con su mujer María), el recorrido no deja de ser apasionante, con un final a la altura del sitio escogido, del título elegido y de las dos líneas narrativas que en buena parte se habían mostrado paralelas e indiferentes entre sí.
Fausto J. Alfonso, Diario de los Andes
En los pasillos, salas de disección y jardines del Hospital Nacional de Clínicas, el director alemán Roland Brus concretó en Woyzeck, ¿quieres ser más que polvo, tierra, lodo?, una inquietante adaptación del texto de Georg Buchner aludiendo también a la historia de la institución y a las luchas políticas generadas en su interior.
Cecilia Hopkins, Pagina 12
Dos puestas en escena coinciden en espacios de características similares: hospitales, viejos hospitales. Durante el Festival Internacional de Teatro del Mercosur, 57 beds, la obra que dirige la danesa Signa Sorensen, y Woyzeck, la versión del alemán Roland Brus, toman como escenario al Hospital Español y el Hospital de Clínicas, respectivamente (...)
Mientras tanto, el proyecto de Brus, que ya conocimos meses atrás en el Clínicas, mezcla varias líneas: el presente activo de la institución con el edificio decrépito; los datos sobre el Museo de Anatomía, el mendigo embalsamado y la ficción de la obra teatral de Georg Büchner, repartida en pabellones y patios.Brus también alude al barrio de la revolución estudiantil, a la épica del lugar. Coincide con 57 beds en el carácter de performance y la relación con el público, planteada con un espacio de exclusión virtual, el que queda entre el intérprete y la respiración del espectador. La crítica del sistema de salud no se enuncia en Woyzeck; es un agregado que el público pone junto al juego de esa historia del peluquero que mató a su mujer; al “Francisco” que realiza todo tipo de tareas en el hospital.
Al entrar al Español, la impresión es otra. Las ruedas de la fortuna de Sorensen cambiarán la fisonomía de ese lugar abandonado, el anciano que, se intuye, alguna vez fue bello y próspero. Córdoba descubre espacios gracias al arte.
Muchos caminan las galerías del Clínicas, pero es un espacio que cobra nuevo sentido cuando el equipo del Instituto Goethe arma las postas de la historia, desde el hall de entrada a los antiguos piletones de disección.
Sorensen y Brus se apropian de lugares históricos y obligan, tangencialmente, a realizar un ejercicio de la memoria. La anécdota de la representación resulta efímera, si se la compara con el enorme beneficio para el espectador que participa en una historia mayor, con sólo caminar sobre las baldosas gastadas.
Beatriz Molinari,
Woyzeck y su tango de hospital
En la mejor tradición del teatro documentario el personal del hospital cuenta la historia de Woyzeck. El pobre soldado de Büchner, Woyzeck, dominado por fuerzas ajenas, explotado, perseguido, tirado a la tristeza de una realidad sudamericana de hoy...Un guía, una visita por el hospital argentino Hospital Clínicas en Córdoba. Woyzeck tratado como drama de muchas estaciones, donde un público de aproximadamente 50 personas recorre los senderos del edificio que poco a poco se derrumba, el revoque se está cayendo de los techos lentamente, el equipamiento técnico parece ser completamente anticuado, y puede pasar que en los baños uno es recibido por un sapo saltando del inodoro. Hoy queda poco para advertir del hecho que antes este hospital era un espacio de medicina y ciencia internacionalmente reconocido. El Woyzeck de Georg Büchner como ayudante de un hospital que está en el mismo estado de decadencia que el país.
Deutschlandfunk, Kultur heute, Alemania
Un homenaje al humanismo de la medicina
La recreación del mundo de Woyzeck resultó anoche una vital experiencia (...) La versión local de la famosa obra de Georg Büchner resguarda su hondo dramatismo y profundo sentido humano.
El Coro del hospital aporta su canto a la puesta. Y es una buena sorpresa la clase del doctor César Aranega (director del hospital), conjugando buena actuación y convicción en su rol de profesor.
El recorrido a través de las distintas estaciones va acumulando lentamente una tensión dramática que se libera al final...Ese final es un descubrimiento para el espectador y una posibilidad de reencontrarse con un material de su ciudad, en un contexto artístico, siempre novedoso.
Verónica Molas,
Nuestros Woyzecks
Las escenas en el viejo hospital escuela (...) son una bocanada de teatro político que nos hace reflexionar sobre el lugar de la salud pública hoy.
Carolina Klepp, SOS País
Aventuras de un alemán en el Hospital de Clínicas
Lo interesante es que para la recreación de esta producción que se estrenará en Córdoba, y que cuenta con el auspicio del Instituto Goethe, sus realizadores y participantes partieron de una serie de cuestionamientos sobre quiénes serían, en nuestro país, los “Woyzeck” de hoy, llegando a interesantes conclusiones que nos permiten indagar sobre la naturaleza humana desde diversas perspectivas, con un estilo sugerente y realista.
Fernanda Pérez, La Manana
La obra que bajo el hedor de la morgue va en busca de interpelaciones esenciales...
Participar en ella –ir a verla y verse inmerso en un paisaje de espanto sin nunca llegar a saber qué es lo que realmente está pasando alrededor- enfrenta al espectador a la trágica pregunta que moviliza la dramaturgia de Roland Brus y que se oye como un susurro al fin inevitable: “Y tú, ¿quieres ser más que polvo, tierra, lodo?”.
Emanuel Rodríguez, Clarín Cultural Ñ, Buenos Aires
Georg Büchner - esa criatura maltradada - ese Woyzeck, que finalmente mata en su locura, de una puñalada, a su María. Woyzeck, como habitante de una Argentina que se encuentra completamente derrumbada desde la crisis económica del 2001.
Todavía es auxiliar en esta planta aunque ya podría ser uno de los cadáveres expuestos aquí para examinar. Un marginado, un loco, un asesino de su María, uno que habían confinado a psiquiatría, y en el momento de su muerte no se presentó nadie para enterrarlo, uno que ahora se convierte aquí en material, en carne de la cual se puede aprender. "Los muertos les enseñan a los vivos" está escrito en latin en el dintel de la sala.
Pero todavía este Woyzeck está vivo, observado tanto por el público como por los estudiantes y su profesor Aranega, el director del Instituto de Anatomía, que hace ahora del doctor de Büchner.
Esto es lo que convierte el teatro de Roland Brus en algo especial. Brus incluye las biografias de sus actores, sobre todo de los no-actores, y - modificando este material biográfico - nunca se pierde en un gesto consternado. En el proceso lo último que trata de hacer es convertir por la fuerza a los no-actores en actores amaestrados, sino todo lo contrario. Justamente en su desconocimiento actoral Brus les deja ser lo que son: personas.
Brus trabaja con documentos, con intervenciones de video, con sonidos originales comprobando así el carácter realista de su teatro. Al mismo tiempo, el director busca lugares ejemplares, que por su propio emblema provocan más historia e historias en la conciencia del espectador de lo que jamás podría lograr un decorado de escenario convencional. Una cárcel, una colonia de huertas familiares, un banco sanguíneo en Berlin o - ahora - un hospital en Argentina.
Sven Ricklefs, Bayrischer Rundfunk, Kulturjournal, Alemania.
lunes, 7 de junio de 2010
Fragmento/ Sala de diseción
Ayudante rentado:
Cuando el cadáver llega a la mesa de disección es un momento de emociones fuertes. Vienen con todas sus pertenencias y riquezas que se reducen, en el mejor de los casos, a un ambo todo raído, un cigarrillo, una moneda, una carta con palabras sin sentido. Cuando trabajamos no tenemos la costumbre de mirar el rostro pero, es un rostro dolido que refleja la vida que ha pasado, se nota la intemperie, el dolor del alma.
El cuerpo viene al Instituto identificado, pero nadie reclama a estas personas… Nosotros le ponemos un precinto y lo identificamos.
Estudiante II:
¿Y cómo seguimos con las prácticas?
Ayudante rentado:
Bueno chicos, la semana que viene tienen que anotarse en una comisión de trabajo para comenzar con las técnicas de disección. Eso sí, primero van a tener que pagar el derecho de piso pelando huesos…
Todos:
¡¿Todos?!
Ayudante rentado:
Sí, todos. ¡Vos también Woyzeck!
Guardia de seguridad:
¡Qué cara hombre! Bueno no tiene que ser precisamente un pelo en la cama, pero si te apurás a lo mejor encontrás en la esquina a uno en un par de labios (Todos ríen).
Estudiante I:
Me contaron que hace tres meses vino una pareja de ancianos con una cédula notarial donde dejaban constancia que ofrecían sus cuerpos para que fueran estudiados.
Estudiante Pregonero:
(Señalando el cartel) “Mortus docent vivus”. Los muertos enseñan a los vivos. (Escribe en el pizarrón: ¡Qué bonito es el mundo! Vote Lista 27. Sus derechos serán respetados)
Estudiante rentado:
Cuando el cadáver llega, se lo pone en la mesa y a través de una pequeña incisión se le inyecta el preparado con formol, agua y ácido fénico y se lo deja 48 horas. Así se fija y adquiere ese color oscuro, como si lo cocinara. Después en las cubas pueden ver las diferencias, lo importante es que siempre estén sumergidos para que no se malogren.
Woyzeck tira una bandeja.
Estudiante II:
Woyzeck, andá con más cuidado o sugeriremos que te lleven a Oliva y … después te tendremos aquí en la mesa del práctico…
Estudiante I:
No creo que lo reclame nadie. (Pausa) . Me dijo el adjunto que no son muy pesados, entre 80 y 90 gramos, y que lo difícil es engancharlos correctamente.
Estudiante rentado:
Por el momento sólo los que tenemos más experiencia hacemos ese trabajo. Actualmente ingresan pocos cadáveres, 3 por año y no podemos permitir que ocurran errores.
Estudiante Pregonero:
(Escribe en el pizarrón: Quiero hacer un agujero en la naturaleza. Todos juntos. Lista 27)
Estudiante I:
¡Eh! Woyzeck, alcanzame el cuchillo para esta pierna que ya no corre tan rápido como las mujeres que van a
Estudiante II:
A una morocha de labios rojos…
Estudiante I:
A una morocha de labios rojos a los brazos de un cafishio que sólo le paga con especies o artículos de lujo (tocándose sus orejas como si llevara aros).
Estudiante pregonero:
Me huele, me huele a carne humana.
Estudiante rentado:
Woyzeck, para mañana tené listo los preparados de Araujo y Flores. Recordá que son miembros inferiores. No te olvides de los guantes.